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FAENÓN BAJO UN DILUVIO

Las previsiones meteorológicas ya apuntaban lluvia y tormentas para la hora de este festejo de rejones que abría la feria del Toro de Pamplona de 2.023. Previsiones que no asustaron a un público que volvió a llenar la Monumental al reclamo, sobre todo, de los Hermoso de Mendoza y que en esta ocasión componían un cartel por primera vez, netamente navarro.

Pero las lluvias eran la historia de una muerte anunciada y cuando nadie la esperaba, incluso ni las sospechaba y precisamente cuando Pablo se disponía a finiquitar al abre plaza, la primera de las tormentas descargó sobre Pamplona y aguó el final de esta primera lidia. Seguiría la lluvia que solo se tomó un respiro durante la faena de Guillermo, que pudo ante la tregua acuática dibujar la faena de la tarde. Una faena en la que MARTINCHO marcó la ambición con la que Guillermo venía a Pamplona y con un primer rejón de castigo al quiebro sentó al público de nuevo en los mojados tendidos. Su primera apuesta en banderillas fue con ECUADOR, pero esta vez el caballo acusó las malas experiencias con algunos de los malos toros lidiados últimamente y Guillermo se fue por BERLIN. Aquí la tarde cambió, se rompió para bueno y el joven jinete muy enrabietado, escribió sobre el húmedo coso pamplonés su primera gran obra. Posiblemente el mejor toreo a lomos de BERLIN que hemos visto a Guillermo. Un toreo templado, suave, con hermosinas eternas y con la velocidad que imprime a la muleta el mejor torero del escalafón. Eran toques de abanico que el toro, extraordinario, obedecía sin dudar, cambiando de tranco a cada toque. El primer trincherazo por los adentros fue un latigazo de BERLIN con la grupa metiéndose por los adentros para continuar galopando con el toro encelado en la otra dirección. Una faena de torero grande, marcando a fuego esa ambición y hambre de triunfo que debe de tener un torero. No terminó con BERLIN la cosa, porque posteriormente la salida de MALBEC marcaba un toreo diferente, pero no por ello menos cualificado. Y es que el tordo ajustó en banderillas, llegando muy cerca y colocando dos perfectos palos que sobre todo remató con piruetas en la misma cara, ajustando los terrenos tanto que incluso en la primera llegó a tocarse con el toro. Dos rosas de muy buena reunión y colocación con un ESENCIAL muy reunido en unas suertes muy frontales para este último tercio. Un magnífico par a dos manos y un rejón de muerte entero pero que no hizo efecto hasta que Guillermo descabelló pie a tierra. Los tendidos que de nuevo soportaban una lluvia incipiente, se poblaron de pañuelos para solicitar el doble trofeo para el jinete que al final le fue concedido.

Tras la muerte del quinto y ante el intenso aguacero y sobre todo ante el barrizal que se había preparado en el ruedo, los actuantes y las autoridades decidieron dar por terminado el festejo. Y como manda el reglamente en estos casos, Guillermo no abandonó el coso en hombros por la puerta del encierro sino a pie por el patio de caballos, cosa que el ya tenía decidido, pero que además fue solicitado por la Policía Foral para cumplir con el Reglamento en caso de suspensión.