SIGUE LA RACHA
Guillermo resultó máximo triunfador en Fitero, prolongando así la gran racha de trofeos que cosechó el pasado fin de semana.
Comenzó la temporada taurina en Navarra en cuanto a sus festejos mayores y el encargado de abrir el telón fue Guillermo Hermoso de Mendoza quien abrió cartel en la Feria de San Raimundo de Fitero, dentro e un festejo mixto, en el que resultó máximo triunfador, prolongando así la gran racha de trofeos que cosechó el pasado fin de semana.
Comenzó fuerte el joven centauro que a su primero ya le cortaría las dos orejas merced sobre todo a un rejonazo de muerte espectacular. Fue una labor de brega la que Guillermo tuvo que emplear con este toro, con mucha romana, quizás hasta excesiva para un ruedo tan chico, pero que el jinete lidió con mucha cabeza, haciéndole embestir cuando no quería, y atacando sus terrenos cuando se paró. Para ello contó con el buen hacer de JIBARO, que con galleos de grupa iba reduciendo al toro el terreno que este ganaba por las dimensiones del ruedo. BERLIN aprovechó los galopes que el toro tuvo e INDICO se echó encima cuando este se paró. Cerraría con JUSTICIERO y tres banderillas cortas llegando muy encima del astado y con un rejonazo arriba que hizo doblar al toro sin puntilla.
La lidia de Guillermo a su segundo, un toro algo más acorde de tamaño con el ruedo de Fitero, lo que no quiere decir que no tuviera una buena presentación ,estuvo marcada por los guiños y recuerdos a temporadas ya añejas, en las que su padre actuaba en este mismo coso y que seguramente sin él quererlo, nos la hizo recordar. Así con los quiebros de ECUADOR nos resultó imposible “ver” sobre el piso fiterano a CAFETERO, aquel tordo con el que Pablo se fue abriendo camino por los ruedos navarro en la década de los ochenta y primeros de los noventa. Y viene a cuento CAFETERO, porque fue un caballo que el padre de Pablo adquirió aquí, en Fitero y con ninguna intención de que torease y sin embargo se convirtió en el santo y seña de aquellos primeros años. Otro detalle que vino a la mente fueron con las piruetas de MALBEC, la primera de ellas con susto porque resbaló, y que fue inevitable recordar al añorado CHICUELO, que tuvo aquí su primera oportunidad de mostrar algo de los que luego pasearía por las plazas más importantes del mundo. Fueron dos recuerdos sencillos y preciosos dentro de una faena en la que Guillermo volvió a mostrar su juvenil experiencia y su dominio del escenario para compactar una faena emocionante por lo ajustado de los embroques y perfectamente rematada una vez más por un rejón de muerte intachable.