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Tarde para la historia para los Hermoso de Mendoza la vivida en la Real Maestranza de Sevilla este 5 de mayo. Historia para Guillermo, que se doctoró como matador de toros de manos de su padre, e historia para el padre que regresaba, nueve años después a una de las plazas emblemáticas en sus inicios como rejoneador. En esta ocasión ambos hacían el paseíllo ante un público que esperaba a ambos. A uno por la novedad y a otro por el regreso y que congregó a mucho aficionado de Sevilla, pero sobre todo a mucha gente fiel a la Casa Hermoso de Mendoza. México, Colombia, Portugal, por su puesto Navarra y desde todas las partes del mundo taurino se podían ver caras conocidas. El motivo de la alternativa de Guillermo, de manos de su padre, Pablo, precisamente cuando este va a cumplir 30 años desde que la recibió de manos de Manuel Vidrié. Una tarde de sentimientos, de nervios, de responsabilidades y sobre todo de mucha emoción.

Sobre todo en la ceremonia de alternativa, donde las lágrimas fueron inevitables para padre e hijo a pesar de la brevedad de la misma. Para ellos quedarán sus palabras y para ellos quedará ese abrazo con el que Pablo doctoraba a su primogénito y le cedió un rejón de castigo que era algo más que un rejón. Era la cesión de una cuadra, de unos caballos, de una carrera en la que el joven Guillermo llevará la carga de la responsabilidad familiar sobre la espalda de ser hijo del más grande y de estar siempre a la altura. No queremos decir con esto que Pablo diga adiós a su ya larga trayectoria, pero sí que ahora el peso de la profesión debe de recaer sobre dos espaldas y no sobre la suya como hasta ahora.

Y en esto de los toros, como en muchas otras cosas, hay uno que propone y otro que dispone, en este caso el hombre propone y el toro dispone. Y la primera parte de la corrida para los Hermoso fue un auténtico frontón en forma de toros contra los que rebotaban una y otra vez. Guillermo se doctoró con un toro rajado, con mucha querencia a tablas y ante el que solo en sus terrenos pudo hacerle una lidia de poco lucimiento y de mucho e ingrato esfuerzo. Tampoco el piso de la plaza ayudó y DISPARATE resbaló en una ocasión quedando a merced del toro que le alcanzó pero sin consecuencias. El propio DISPARATE, como luego JANUCA se echaron la tarde a la espalda para sacar destellos de calidad ante un astado nulo en colaboración. También PIRATA ajustó espacios y redujo distancias para llegar con las cortas a una y dos manos aguantando los derrotes arriba del toro y luego para estar certero con el rejón de muerte. El público pidió la oreja pero no se concedió, saludando Guillermo desde el tercio.

La tarde se iba esfumando entre cierto tedio y desencanto y ya solo quedaba la posibilidad del sexto. Un toro que Guillermo brindó a través de los micrófonos de televisión a sus abuelos paternos, que desde la distancia presenciaban su alternativa y que era un astado con volumen y que de salida hizo albergar ciertas esperanzas por su buen galope y que permitió a BARRABAS enredarlo en la cola y templarlo en el centro del ruedo, aunque siempre derrotando a lo alto, como hizo toda la corrida. Se quedaba un tanto en el embroque y tras unos intentos baldíos, Guillermo dejó el rejón de castigo en lo alto. Cambió de cabalgadura y montando a BRINDIS aprovechó las embestidas que el toro tenía para colocar dos banderillas al pitón contrario, marcando muy bien los tiempos y templando de costado a la salida de las suertes. El toro sin tener excesiva movilidad, pero sí ayudaba más que todos los anteriores y Guillermo sacó a DISPARATE. Con el castaño la tarde se fue elevando, la comunión entre el jinete el tendido se hizo total cuando el dúo comenzó a torear en redondo, a citar de lejos dejando al toro arrancarse a por el caballo y aguantando su llegada y saliendo siempre toreado. No pudo galopar de costado ni hacer la hermosina porque el recorrido del astado era corto y aún así DISPARATE estaba haciendo levantarse al público de los asientos y a Guillermo disfrutar del toreo que traía planeado. Con las rosas, PIRATA se pegó su habitual arrimón y su ejecución se celebró por todo lo alto, aunque la explosión fuerte del tendido llegó con un magistral par a dos manos, perfecto colofón del tercio de banderillas. Luego de los desplantes sobre el testuz, el jinete mató dando el pecho, dejando al toro venirse y enterrando el rejón hasta la bola. Parecía que el doble trofeo estaba en manos del jinete, pero el toro se amorcilló, se fue a tablas y no dobló hasta que recibió el primer golpe de descabello.

Una oreja merecida y meritoria en una plaza de categoría y que reivindica el paso del joven jinete al escalafón superior y que iguala la que su padre obtuvo el día de su debut en esta plaza el año 1995.